La Guardia Civil fingió estar tras unos ladrones para que los Mossos no dieran el chivatazo a los CDR terroristas
El trasiego de agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil por Cataluña en los últimos meses ha sido muy intenso. La fase final de la ‘Operación Judas’, el golpe policial contra los CDR, se realizó con discreción total para evitar que un sector de los Mossos se enterase y se produjese un “chivatazo”. Incluso se fingió una operación contra el crimen organizado.
Si algo tenían claro los agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC) es que para que la ‘Operación Judas’ contra el entramado de los CDR tuviera éxito era necesario que nadie externo a la unidad conociese detalle alguno al respecto. Discreción total.
Fue hace unos meses cuando las indagaciones del SIGC detectaron los planes concretos para cometer un atentado coincidiendo con la sentencia del ‘proces’ y el aniversario del 1-O. A partir de ese momento, la investigación se intensificó y pasó a ser una de las operaciones prioritarias de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. La ‘Operación Judas’ pasaba a disponer de todos los medios humanos y materiales «casi ilimitados», según aseguran a OKDIARIO fuentes conocedoras de los detalles de la investigación. Se contó con la aportación de veteranos agentes especializados en la lucha contra el terrorismo de ETA y de otros grupos de alcance regional como ‘Resistencia Galega’.
A partir de ahí, el ir y venir de decenas de agentes de información entre Madrid y Cataluña era constante. Tanto que incluso llamó la atención de la Comisaria General de Información de los Mossos d’Esquadra. En un intento por proteger la investigación de miradas curiosas por parte de la policía autonómica, algunos de los agentes “fingieron” estar detrás de una organización criminal especializada en robos violentos. Una coartada que requería que se identificaran como miembros de la Unidad Central Operativa en vez del Servicio de Información (especializado en inteligencia antiterrorista).
Blindaje total
El objetivo de esta distracción, explican fuentes de la Guardia Civil, era proteger los avances de la investigación y la identidad de los investigados. Se temía que si algunos de esos datos caían en manos de un sector equivocado de los Mossos, uno que tuviese simpatías hacia los CDR, se podría producir un chivatazo y poner en peligro toda la ‘Operación Judas’. Tampoco se informó de la verdadera naturaleza a otras unidades de la Guardia Civil destinadas en Cataluña. El blindaje de esta fase final del operativo fue completo.
Cuando las intervenciones telefónicas a los investigados comenzaron a reflejar los avances de los CDR en la fabricación de explosivos, e incluso las pruebas del poder destructivo en lugares apartados, todo se precipitó. Los radicales estaban listos para actuar de forma inminente. Incluso habían fijado como objetivo varios edificios públicos. Tras analizar los datos del SIGC, la Audiencia Nacional ordenó el golpe policial de este lunes con el que se desarticuló al grupo.
Los Mossos prácticamente se enteraron de la operación contra los CDR cuando ya era inminente y no peligraban sus resultados. No se contó con la policía autonómica ni para la fase final ni para la ejecución de la ‘Operación Judas’. Principalmente, por desconfianza.
Lucha armada
Los inicios de la investigación sobre estos CDR presuntamente dispuestos a la lucha armada se remontan muy atrás. A unas semanas antes del referéndum ilegal del 1-O. Fuentes de la Guardia Civil explican a OKDIARIO que en aquellos días ya se estaban elaborando perfiles de individuos cercanos al anarquismo y a movimientos antisistema que podrían estar valorando ir un paso más allá en su reivindicación de una Cataluña independiente: recuperar la lucha armada y el sabotaje como medida de presión.
Desde entonces, el Servicio de Información de la Guardia Civil ha ido abonando estos ficheros con toda la inteligencia recolectada sobre el terreno. Con atención especial a aquellos miembros de los CDR que eran fijos en todas las convocatorias más significativas del secesionismo: el asalto al Parlament, los boicots a la AP-7 o las agresiones contra los miembros de Policía y Guardia Civil que se manifestaron el 29 de septiembre de 2018 en Barcelona para pedir la equiparación. Treinta agentes de paisano resultaron heridos por aquellas agresiones de radicales.
Durante los últimos dos años tanto Policía Nacional como Guardia Civil han venido realizando un exhaustivo seguimiento a los CDR más ‘voluntariosos’ con la república catalana hasta elaborar una lista de unas 130 personas. En esa lista se fueron sumando, poco a poco, los nombres de los radicales detenidos el lunes. La observación detenida de sus movimientos y sus conversaciones acabó llevando a la Guardia Civil a detectar los planes para una acción con explosivos entorno al aniversario del 1-O.